Colombia sin memoria
Colombia no es la misma que hace 10
meses, el país ha vivido una de los mayores cambios políticos, positivos o negativos
no importa, lo que si debe resaltarse es que los colombianos tenemos muy mala
memoria y eso ha quedado demostrado.
Apenas hace menos de un año, ya con
el nuevo gobierno en el mando, cuando se daba de baja a alias "El Mono
Jojoy" en la operación "Sodoma" y en aquellos tiempos, hoy como
si hubiera ocurrido hace décadas, miles de colombianos expresaban su apoyo a
las Fuerzas Militares, por su profesionalismo, inteligencia, audacia y por lo
que muchos llamaron "una de las mejores Fuerzas Militares del mundo".
Hoy, no hay que buscar mucho en los
diferentes medios de comunicación, en sus foros de comentaristas, en blogs y en
las redes sociales para encontrar cientos de ciudadanos dedicados a
"atacar" no sólo a las Fuerzas Militares sino directamente a los
comandantes. Esos somos los colombianos, unos expertos en los temas de moda,
una raza sin igual que lo sabe todo pero que no sabe nada. Cuando se trata de
operaciones con resultados positivos son muchos los que empiezan a hablar de la
inteligencia, de las grandes capacidades y del orgullo de ser colombianos;
cuando se trata de condenas y demás contra la Fuerza Pública son miles quienes
ahora saben de leyes, de la dinámica del conflicto e incluso son jueces y
verdugos.
¿Pero por qué los colombianos somos
tan volátiles y tenemos tan mala memoria?
Muchos dirán que los medios imponen
la agenda y el resto somos borregos que nos movemos y opinamos de lo que está
de moda, otros tantos dirán que la política es el fondo de todo, que sus
tendencia y colores de partido imponen una agenda al país en la que nos movemos
todos, incluyendo a los medios de comunicación. Quizás estas podrían ser las
razones de ese "Alzheimer" generalizado.
Por mi parte, prefiero pensar que
además de ser borregos de la política y de los medios, los colombianos somos
una estirpe bien escasa. Cuando estamos en el exterior todo extrañamos, lloramos
y soñamos con regresar a "la tierrita" porque decimos que la amamos y
que como nuestro país no hay ningún otro; y cuando estamos en el país
criticamos, destruimos, maldecimos y aborrecemos todo cuanto nos rodea. Quizás
será que nos creímos desde chiquitos aquello de que “la ropa sucia se lava en
casa”.
Nadie, excepto unos pocos, puede
negar que se emocionara al conocer la noticia de la baja de sujetos como alias
“Raúl Reyes”, “Mono Jojoy” y otros de los miembros de las FARC. Sin embargo,
basta con mirar el país en aquel entonces y hoy para darse cuenta que de un
momento a otro pasamos de ser un país orgulloso de sus instituciones a uno que
las repudia sin recordar que apenas hace unos meses las defendió e hinchó su
corazón de orgullo por ellas.
El verdadero problema ocurre cuando
mientras la gran mayoría de los 46 millones de colombianos van y vienen sin
memoria y apenas unos pocos escriben la historia, de manera amañada a sus
propios intereses. ¡NUESTRA HISTORIA! Somos un país sin memoria cuya historia
la escriben unos pocos. ¿Eso es lo que queremos para nuestros hijos? No sé
ustedes pero yo no. Que mi historia no la escriban ni los mamertos ni los de
ultraderecha, que no la escriban los extranjeros ni los actores políticos. Por
eso, yo no perderé la memoria, seré fiel a mis principios y no a las modas.
Porque… ¡Mi historia la escribo yo!
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