COLOMBIA, UNA SOCIEDAD DE TERMITAS
"UN POCO DE SÁTIRA POLÍTICA PARA
REFLEXIONAR"
Esta Colombia mía, esta Colombia del
alma cada día me sorprende más, no es
fácil entender a sus ciudadanos que se niegan a asimilar el orden maravilloso
de las cosas, diseñado nada más ni nada menos que por la misma naturaleza,
madre de todo lo que existe.
Nuestro país es una nación moderna y
progresista, donde la existencia de las clases sociales son la única regla que
garantiza la bienaventurada prosperidad democrática, y pretender romper esas
clases e igualar los derechos entre todos es atentar contra la solidez del
Estado y amenazar con mandar todo al traste.
Los Colombianos somos todos unos
igualados, pretendemos que nos toque la mermelada de la prosperidad a todos por
igual, eso es ser ilusos, es más que sabido que esta no alcanza para todos y
por lo tanto es deber del Estado repartirla sabiamente. La mermelada no se puede medio untar solo para dar un medio saborcito dulce a las cosas porque pierde la
gracia, no señor, se debe untar bien y en buena cantidad y solo en aquellos
panes que valgan la pena.
Las clases sociales se hicieron, y
sépanlo bien señores, para diferenciar
la gente buena de la mala, y por gente buena me refiero a los de “buena familia”, los de raza, los de
pedigrí, los de abolengo, los que han trazado una historia y una alcurnia que debe
poder ser demostrada a través de la historia del país.
Ser de “Buen Familia” no es para
cualquiera, es un término que está destinado solo y exclusivamente para aquellos que tienen por destino dirigir el
país y la economía, los que tendrán la difícil carga de tomar las más duras
decisiones en pro de garantizar precisamente la existencia de esas clases
sociales que son tan necesarias en toda sociedad.
Para demostrar este hecho innegable,
miremos un ejemplo, el caso emblemáticos de la naturaleza, la sociedad las termitas,
seres maravillosos que Dios hizo como modelo de sociedad, en ella hay
clases sociales como en la nuestra, hay una reina, que es la que tiene la responsabilidad
de poner y cargar los “huevitos”; los
zánganos que tienen la responsabilidad de inseminarla todos los días (ahhh,
quien fuera zángano) y libar sus mieles, proceso necesario para que ella
garantice la continuidad de la especie; los soldados, que se encargan de
proteger a la reina y los zánganos de los obreros descontentos, y los obreros
que forman la base de la sociedad de las
termitas y que se diferencia entre sí en gran cantidad de oficios, unos buscan
la comida, otros la procesan, otros construyen los nidos, los caminos y las
casas donde puedan vivir plácidamente y en formas segura la reina y los
zánganos y otros que se encargan de hacer limpieza social sacando del nido las
obreras viejas e inservibles o las que han muerto luego de cumplir su vida
útil. Eso, es un ejemplo de sociedad,
porque la naturaleza es sabia, y nadie puede contradecir a la naturaleza.
Esta sociedad perfecta de las termitas
no tiene forma cuadrada ni circular sino piramidal, sí señor, la Reina arriba,
como nuestros Presidente, los zánganos un poquito más abajo, no mucho, como
nuestros congresistas y políticos, los soldados más abajo para generar la
barrera infranqueable entre las obreras y los niveles de la reina y los
zánganos, como nuestras fuerzas armadas y de policía, y abajo, en la base de
esa pirámide, la inmensa mayoría de obreras haciendo lo que tienen que hacer,
trabajar y trabajar para garantizar la supervivencia de la colonia.
Sin embargo, como en toda sociedad hay
imperfecciones y a veces salen unas
obreras con ínfulas de superioridad, minúsculas bacterias atrevidas que osan
mirar hacia arriba de la escala social, envidiosos de los que están arriba y
que desean treparse y usurpar sus posiciones, alterando el orden natural de las
cosas, amenazando con el caos social, con la misma supervivencia de la
sociedad.
Imagínense una termita agrícola de
reina, por Dios, no tiene sentido, o una termita constructora ocupando el lugar
de un zángano, sino no saben nada de política y además su aparato reproductor
no sirve, esas termitas son revolucionarias,
son atrevidas y para eso está la clase social de soldados, para atajarlas,
subyugarlas y ponerlas en su sitio y si no aprenden, exterminarlas porque son
un peligro social.
Todo en la sociedad de las termitas está
planificado, reglado, cual Constitución Política, y es deber de toda la sociedad
piramidal hacer respetar ese orden natural de las cosas, y como en toda
sociedad, se requiere desarrollar sistemas de alertas tempranas para evitar el
desastre, de ahí que hay soldados con capacidad para interceptar a las obreras,
no solo en lo físico sino en las comunicaciones, con habilidades
extraordinarias para chuzar y saber lo que piensan y poder intervenir antes de que se genere una
sublevación que altere el orden natural de las cosas.
Estas clases sociales, tiene grandes
responsabilidades, cada una dentro de su especialización, pero como hay
responsabilidades también hay derechos, imagínense una sociedad sin derechos, sería
un desastre, la Reina tiene derecho a ser
reina, eso es natural, los huevitos son suyos, también eso es natural,
ella es la que manda, la que piensa, la que tiene la responsabilidad de
garantizar la preservación de la especie, por ello requiere trato especial, si
se enferma, la sociedad de las termitas está condenada a la extinción, por ello
no puede ser tratada en su enfermedad como los demás, no puede ir a una EPS
cualquiera, no puede hacer colas ni esperar una cita, ella, la Reina, debe ser
atendida de inmediato, por los mejores
médicos para garantizar su bienestar, su buena salud, sin embargo no deja de
haber una que otra obrera envidiosa que no entiende esto y desea que la traten
igual, imagínense eso, si Reina solo hay una, pero obreras hay millones y todas
son reemplazables, es fácil, la reina pone más huevitos y listo, mas obreras
jóvenes y sanas lista para trabajar.
Los zánganos también requieren trato
especial, pues su vida no es fácil, solo piensan en sexo y en libar las mieles
de la sociedad, no pueden trabajar, no están hechos para eso, por eso se dedican
a la política, pues de lo contrario su vida sería muy aburrida e inútil.
La educación, también tiene
diferenciación social, pues una buena educación solo se puede dar a la reina y
los zánganos para que estén en capacidad de tomar las mejores decisiones para
la colonia, a las obreras solo se les puede educar para el trabajo,
albañilería, agricultura, carpintería, etc., profesiones dignas y sumamente
útiles en toda sociedad. A algunas
obreras se les permite aprender un poco más y se pueden profesionalizar, para
que tengan la responsabilidad de hacer que todo funcione mejor, pero solo a
algunas, por eso los cupos en las universidades están limitados, pues no todo
es pegar ladrillos, pegar puntillas o sembrar yuca, sí señor, se requiere
arquitectos que diseñen las casas, ingenieros que hagan puentes, médicos que
traten a las obreras para prolongar su vidas útil y así le sirvan más a la
sociedad, pero todo dentro de la misma escala social, la misma base de la
pirámide, como lo establece el orden natural.
En Colombia nos parecemos mucho a las
termitas, gracias a Dios, y por eso todo función relativamente bien, pero como
en ella, hay igualados que quieren hacerse una Prostatectomia urgente en la
mejor clínica del país como la Reina, igualados, no saben ocupar su posición, y
otros quieren ir a la University of Oxford o Cambridge a estudiar, como si su
destino fuera dirigir el país, no señor, no sean igualados, ocupen su lugar,
aprendan que Colombia es una sociedad de termitas y que su papel, según las reglas
de la naturaleza es trabajar, trabajar y trabajar.
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