“LOS HONORABLES PADRES DE LA PATRIA, BLA, BLA, BLA,
BLA”
Da tristeza observar que Colombia en pleno siglo
XXI no ha dejado de ser una República Bananera, donde el cacicazgo sigue
imperando, rencauchado y debidamente camuflado en un sistema aparentemente
democrático donde seguimos eligiendo a los mismo con las mismas.
Los principios rectores que deberían orientar la
política solo existen en unas leyes cuyo papel seguramente usaran en el
Congreso como remplazo del papel toilette o en unos documentos fundacionales a
través de los cuales se constituyen los partidos políticos, los cuales nunca
leen y al final solo sirven en realidad como trampolín para que unos picaros
sin sentimientos se eleven a las alturas y puedan hacer de las suyas sin temor a la ley.
Los padres de la patria, los hacedores de leyes
actúan no en pro de los intereses colectivos nacionales, ni siquiera en pro del
interés de sus propios electores, sino de los suyos propios, en su propio
beneficio, apoyando leyes solo si se les premia con puestos, dadivas o
contratos y oponiéndose férreamente cuando no hay peras o dulces en el camino.
Ciertamente no es el caso de todos, pero sí de la
inmensa mayoría de congresistas del país, y prueba de ello está en el trámite
de leyes y actos legislativos cuya única finalidad es generales beneficios,
prueba de ello fue la pasada Reforma a la Justicia que se cayó solo porque era
tan aberrante que resulto ser insostenible para el Presidente su sanción pese a
que había surtido todos los trámites de ley contra viento y marea y contra las
denuncias de todo un país.
Son muchas las leyes no menos aberrantes expedidas
para la comodidad de los “Honorables Padres de la Patria”, y lo pongo entre
comillas como sátira, porque de honorables no tienen nada, es el reglamento del
voto de bancada, el cual busca diluir la responsabilidad individual de los
congresistas bajo el supuesto de que su voto fue obligado por la mayoría, o el
peor, el voto secreto, a través del cual evaden cualquier responsabilidad de
unos personajes que deberían ser cien por ciento públicos y transparentes.
Otro ejemplo de leyes donde los congresistas sacan
ventaja es la Reforma a la Regalías que les da asiento para formar parte del
proceso de distribución de recursos de regalías y su aprobación en las llamadas
OCAD, procesos en los cuales estoy seguro que más de uno se está indigestando,
pues no habrá proyecto que pueda pasar sin su respectiva bendición, y por
supuesto, les deberá tocar algo de la mermelada, según palabras del mismo Ex
Ministro Echeverry.
Los Congresistas hacen campaña supuestamente para representar
a su electorado, pero al final terminan solo representando a su partido, e
incluso solo a sí mismos, olvidando de donde nació su representatividad, pues
el que los elogio no fue el partido sino el voto ciudadano al que le deben su
elección y por lo tanto ante los cuales deben responder.
En una sociedad moderna, los Congresistas deberías
ser electos no por partidos sino por asociaciones o grupos de ciudadanos a los
cuales se supone deben representar y cuando fallen o incumplan sus promesas,
estos mismo le puedan revocar la representatividad otorgada.
Los escándalos que envuelven el Congreso de
Colombia cada día son abrumadores, pero lo que más miedo y rabia social da es
que nuestros “Honorables” actúan a campo
traviesa y a plena luz del día, ya no les da vergüenza cometer sus fechorías,
tal como se está observando en este momento en el proceso de reelección del
Procurador Ordoñez, en el cual sin siquiera haberse surtido el paso de
conformación de la terna y por lo menos hacer el papelón de que estudian las
hojas de vida y escuchan las propuestas de los interesados, en sus fechas
respectivas, como para que nos creamos que le están poniendo el pecho al
asunto, salen a anunciar el voto definitivo por Ordoñez como es el caso del
Partido de la U, del partido Conservador y el partido Liberal, decisiones
confirmadas por el mismo Alejandro Ordeñes del cual ya hablare en otro escrito
y el cual reconoce impunemente haberles dado puestos a sus futuros relectores.
Es sorprendente como los Senadores en los cuales
recaerá la responsabilidad de elegir al Procurador, desoyen todas las alertas y
las alarmas que se han prendido entorno a esta elección, a los vicios y las
inhabilidades y otros delitos no menos atroces sobre los cuales podrían estar
incurriendo, y a campo traviesa y sin miedo ya decidieron reelegirlo porque
seguramente, los acuerdos internos y los pactos serán “yo te voto y tú me das
pasito” o sencillamente, “yo te voto y en los próximos cuatro años no me
miras”.
Tanta atrocidad, ese comportamiento burdo y
arrogante, debe tener una clara justificación, los Honorables deben tener rabos
de paja muy grandes y muy untados de gasolina como para que se arriesguen a
hacer una reelección con tantas
irregularidades cantadas.
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